Prolegómenos del partido entre Uruguay y Arabia Saudita en el Mundial de Rusia 2018. (Fuente: Fadesga-Viquipèdia-CC-BY-SA 4.0) |
Final del partido. La selección
uruguaya ha ganado por 1 gol a 0 a los faraones de la selección
egipcia. Ha sido un partido poco vistoso, posiblemente no vaya a
pasar a la historia de los anales mundiales y lo más seguro es que
el equipo sudamericano no llegue muy lejos si juega de esta manera.
Pero es que este equipo transmite algo que le hace ser impredecible.
Uruguay es un país con 3 millones de
habitantes donde el deporte rey fue, es y será aquel en el que
juegan once contra once y siempre acaban ganando los alemanes. Ha
ganado dos mundiales, muchos más que la Portugal de Cristiano
Ronaldo, la temible España, manejada por el repudiado Rubiales o el
bloque compacto que forma la Francia del principito Antoine Griezmann
e interpreta a la perfección aquel proverbio que dice que se juega
al fútbol como se vive.
Los 23 del profesor Tabárez, un
entrenador que pasó por la liga española sin pena ni gloria
dirigiendo a un Oviedo que acabó bajando a segunda y posteriormente
a los infiernos hasta posteriormente resurgir bajo el capital
mexicano del mexicano Slim, son un bloque que transmite garra,
pasión, ánima, corazón y mucho oficio. En definitiva da gusto
verlos jugar porque probablemente no son los más bonitos, pero son
buenos. Muy buenos. Estos chicos recogen el legado que años atrás
dejaron compatriotas suyos como Ghiggia, Obdulio Varela, Enzo
Francescoli o Diego Forlán, y son los grandes candidatos a poner las
cosas difíciles a los grandes aspirantes a levantar la copa del
mundo, el domingo 15 de Julio, en las frías tierras rusas.
Con una mezcla de juventud encarnada
en las figuras de Guillermo Varela, Diego Laxalt o Rodrigo Bentancur
y veteranía (Muslera, Godín, Cavani, Suárez...) este grupo encarna
a la perfección el legado que dejó en este lugar el pueblo indígena
de los guerreros charrúas y que consiste en dejarse hasta la última
gota de sudor para llegar a la victoria y defender su patria con
orgullo frente a aquellos que osan enfrentarse a ellos.
Así pues, apostemos por estos tipos,
aquellos que comparten patria con Su Majestad Don Eduardo Galeano y
el gran Jorge Drexler porque, interpretando este deporte de la manera
en la que lo hacen, la garra charrúa permanecerá siempre en la
mente de aquellas personas que piensan que el fútbol es algo más
que un pasatiempo de noventa minutos que obstaculiza el avance de la
inteligencia humana.
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